miércoles, 5 de febrero de 2014

Recuerdo aquel día tan bien como si fuera ayer. Seguramente se me escapan algunos detalles, pero lo recuerdo todo a la perfección. ¿Cómo olvidarme de un día así ? 
Fui por la mañana a verlo. Ante mi llegada no reaccionó, como hacía más de una semana que no lo hacía. 
Me senté a su lado, y lo observé. Tenía la mirada perdida, ni siquiera parpadeaba. Lo único que denotaba que seguía allí era su respiración. Su pecho subía y bajaba con un ritmo lento. 
Me distraje haciendo otras cosas, haciendo sudokus y viendo a ratos pequeños  la televisión. Lo cierto es que cuando estaba con él siempre prefería el silencio. Creo que tenía miedo de que si había mucho ruido o yo no estaba lo suficientemente atenta, podría pasar algo, y eso no me lo hubiera perdonado. 
Muchas veces me asustaba, pensando que esa respiración se había cortado, pero el alivio llegaba cuando lo veía exactamente igual. Presentía algo, pero no quería reconocerlo, no PODIA reconocerlo. Pues aunque ya me venían preparando desde Marzo, siempre tenía una mínima esperanza, un cero coma uno por ciento de que las cosas no fueran así. 
Me acuerdo también que lo abracé y lo atraje hacia mi, apoyé su cabeza con la mía, noté su calor y la besé. Esa "calva" que siempre fue motivo de broma para nosotros. En mi infancia hacía como que su cabeza era una bola de cristal, en donde podía ver el futuro... 
No recuerdo si comí allí, junto a él, o salí para hacerlo, pero recuerdo que a la tarde ya no estuve sola. Era un día especial, un 31 de Diciembre siempre se  hacían las visitas oportunas. 
Juntos, hablando, distrayendonos, y dándonos palabras de ánimo. Se hizo la noche.  Hablamos con un médico que nos tranquilizó. Pero no todos nosotros estábamos tranquilos, no compartían la opinión de aquel joven. 
Y nos tuvimos que marchar, no podíamos estar mas tiempo allí. Me despedí de él como un día cualquiera. 
Pasé la noche fuera de casa, y al tomar las uvas deseé con ganas que el nuevo año fuera mucho mejor que el que se iba. Nos fuimos a dormir. 
A la mañana siguiente, a las siete y algo de la mañana, se había ido. 
Me quedaron muchas cosas que decirle, teníamos que haber vivido muchos mas momentos de los que tuvimos, pero ya es tarde para lamentarse. Aun tengo los recuerdos de las cosas que sí vivimos juntos. 
Puede que aquel día no me despidiera como se merecía sabiendo luego  que sería la ultima vez que lo vería, pero creo que ya lo habíamos estado haciendo desde meses atrás. 
Nunca olvidaré cómo se emocionó al hablar sobre mi recien estrenada licenciatura. ¡Lo orgulloso que estaba de mí !. O las veces que me decía que no me olvidaba ni un momento del día a pesar de la distancia. 
O esas ultimas conversaciones que tuvimos, en la que le dije lo mucho que le quería, a lo que él simplemente me contestó : "yo te quiero el doble" . 
¿Cómo olvidar? Era el mejor hombre que he conocido. 
Te quiero. 



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