martes, 2 de septiembre de 2008

El diario de Laura( confesiones y aventuras de una casi becaria )

Bueno, hace mucho tiempo que no escribo por aquí, y el que haya pasado para leer sobre algun tema interesante, que se olvide. Hoy escribiré sobre mi aventura madrileña.
Como ya se sabe, este verano he ido detrás, casi persiguiendo pistas para encontrar una residencia donde hospedarme en el curso que viene.
Pues, evidentemente, conseguí varias citas con distintos alojamientos. Así que mi hermano y yo el día 27 nos dirijimos rumbo al aeropuerto. Y tras dos horas de viaje, llegamos a nuestro destino.
Por el camino, mientras despegaba el avión me acordé de todo lo que ha sucedido en estos días (los accidentes aéreos) Y deseé que aquel no fuera mi final.
Y no lo era. Llegamos a Barajas cerca de las 9 o por ahí. Y entre que cogimos metro y nos orientabamos no llegamos a nuestro hostal hasta las 12.
Al día siguiente nos esperaba un día de lo mas ajetreado.
Teníamos cita a las 10, pero por miedo a llegar tarde porque no sabíamos exactamente cuanto tardaría el metro, arrivamos a las 9. Como es natural, y para no perder el tiempo, llamamos a la resi cuando ya estabamos dentro del edificio.
Una señora extranjera nos recibió y muy amablemente nos fue enseñando las habitaciones, nos mostró los diferentes tamaños y sus respectivos precios.
Al final de la visita la mujer nos había fascinado tanto a mí como a mi hermano, y decidí que me gustaba una habitación mediana, que daba a un parque, bastante luminosa sí, me encantó.
Salimos de allí un poquito mas relajados puesto que eran las diez y la próxima cita era a las 12.
La otra era en la Gran Vía, muy centrica sí . LLegamos como cabe de esperar mas temprano, pero pensé, cuanto antes se haga mas pronto se termina. Y así fue, en cuanto pudo, la chica que atendía (que ademas era canaria, lo que nos dió mas comodidad). Nos introdujo en su despacho y nos explico como iba la cosa. Resultaba mas barata que la anterior, pero no nos convenció, y al final le dijimos a la chica que no.
Mas tarde, y un poco mas cansados fuimos a la tercera residencia.Ésta estaba justo en el mismo edificio que la primera, justo en la puerta de enfrente. La señora que nos recibió era bastante agradable, y me enseñó también como sus predecesoras, las habitaciones. Una de ellas me llamó mucho la atención, y finalmente, tras comentarlo con mi hermano y mi madre decidimos que esa era la adecuada. Así que nos quedamos tranquilos en ese aspecto.
Los días que le siguieron o esa misma tarde la utilizamos en hacer actividades culturales y lúdicas, pero eso ya se los contaré en otra ocasión....

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