martes, 31 de enero de 2012

Otro de mis cuentos.

Aquí os ofrezco un trocito de un cuento que llevo escribiendo hace mucho (la inspiración viene cuando le da la gana). ¡A ver si os gusta !

Diana se paró a disfrutar de la velada, dejó de correr de un lado a otro , simplemente descansó. Todo estaba hecho, y la fiesta no podía estar yendo mejor.

Así que, cojiendo una copa de vino, caminó entre los cuadros, percibiendo con todos su sentidos el arte. El olor de la cultura.


-Mmmmm- Dejó soltar la muchacha, mientras cerraba los ojos.


Al abrirlos de nuevo, se encontró justo en la otra parte de la estancia con la espalda de un hombre grande. Su traje, de color azul marino oscuro, era todo sobriedad y elegancia. Cosa que contrastaba con su pelo rubio y algo despeinado.

Diana se fijó un poco más.

Ese invitado debía de ser nuevo, no lo había visto entrar, así que se dirijió a él.

Con su mano, le tocó la espalda, haciendo llamar su atención.


  • Disculpe, soy Diana, amiga de Jerónimo y cordinadora de esta fiesta, ¿lo está pasando.. ?- Paró de hablar en seco. Mientras decía estas palabras el gran hombre se había dado la vuelta, dejando a descubrir al pintor que semanas atrás le había denegado el cuadro que tanto anhelaba.

    • Ah, es usted- Dijo Giácomo sin ninguna sombra de sorpresa, sólo esa cara de fastidio a la que Diana ya se estaba acostumbrando- señorita, deje de perseguirme, ¡le digo que no quiero pintar su retrato, busquese a otro!.

      • Esto es indignante. ¡No le estoy persiguiendo!. Soy la cordinadora de esta fiesta.

      • Sí, claro. ¡Hay que ver lo que hacen algunas jovencitas solo para que algunos de sus ídolos les hagan un poquito de caso !. -Exclamó en voz alta el pintor.

      • Usted no es mi ídolo, y baje un poco la voz. Quisiera saber si usted está invitado a esta fiesta, no creo que lo haya visto en la lista, porque de haberlo hecho, lo habría eliminado con total seguridad.

      • Preguntele al dueño de esta galería, fue él quien me invitó. Realmente no me agradan mucho estas reuniones y ahora que se que usted está aquí,¡ aún es peor !.

      Para cuando dijo esto, la mayor parte de la sala les estaba mirando. El volumen de sus voces había ido en aumento al igual que su enfado.

      Diana miró alrededor y vio a toda esa gente.No iba a dar la ocasión al maldito pintor de volver a humillarla, y encima con todos los invitados delante. Así que cojió su copa de vino y se la tiró en la cara. Tras esto, y con una sonrisa de oreja a oreja exclamó:

      • No me gustaba este vino. Debe ser que está demasiado agrio y viejo. ¡como usted !.


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