lunes, 7 de noviembre de 2011

En el aeropuerto

- ¿Volveré a verte ?- Dijo ella mientras se incorporaba en la cama y se tapaba con las
sabanas.
- No lo sé, de veras que no lo sé...- Dijo él.
- Pues entonces, si no lo sabemos, ¿ por qué no te quedas un rato más?.
Él dirigió la vista hacia la mujer. Las bellas curvas de su cuerpo se dejaban ver entre aquellas
sabanas de hotel, su pelo enmarañado, y su cara llena de sueño le incitaban de nuevo hacia ella,
como había hecho hacía cuatro horas.
Había llegado al aeropuerto demasiado temprano,dos horas antes del cierre de facturación, nunca le
había gustado eso de ir con prisas y ser de los últimos en facturar y embarcar, así que,
lentamentamente, como quien cuenta sus pasos, se dirigió al mostrador donde una señorita con su
falsa sonrisa le atendió. Y tras darle las indicaciones pertinentes dijo:
- Señor, su vuelo está retrasado.
- ¿Cuanto?.
- Una hora y media.
- Gracias.
Y se alejó, con su tarjeta de embarque y su tiempo por delante.
Ella siempre tenía la sensación de que se olvidaba algo cada vez que viajaba, en su equipaje de
mano llevaba lo mas importante: su móvil con el cargador, su cartera, el maquillaje y sus
medicamentos, por si se ponia enferma de repente, pero aún así, siempre la misma emoción de que
dejaba algo atrás.
Por eso, por su insistencia de revisar una y otra vez todo para que no le faltara nada, llegó con el
tiempo justo al aeropuerto. Para que, cuando llegara al mostrador, sudorosa y jadeante, descubrir
que su vuelo podría cancelarse y tendría que estar atenta a los monitores. No quiso pasar por el
control de seguridad aún, prefería sentarse afuera, ver la salida, ver como la gente entraba y salía de
la calle.
Así que, se sentó en las sillas que habían colocado allí afuera, y esperó.
Él había merodeado por las tiendas y las cafeterías un rato, pero ya nada le podría haber aburrido
más, así que se cansó , y se sentó.
Levantó la mirada, y la vió a ella, igual de paciente que él, con el mismo halo de solitaria que él.
Ella también levantó la mirada, y la vió mirándola, así que la apartó pronto, bajándola de nuevo, de
repente el suelo le atraía en demasía.
Él también hizo lo propio, no quería que ella pensara que era algún acosador. Así que se dispuso a
leer el libro que se había traído para el avión.
En ese momento, ella volvió a mirarle, aprovechando que él estaba distraído, y tomo detalle de
todo. Era muy atractivo ahora que se fijaba mejor, pero no recordaba de qué color eran sus ojos.
Se estaba haciendo esta pregunta cuando él la volvió a mirar. Había sentido que le observaban, y
cuando no pudo aguantarlo más alzó la vista de su libro, y era ella de nuevo.
Eran color avellana, los ojos de aquel hombre eran color avellana, los ojos mas bonitos que había
visto en mucho tiempo.
Jugaron un par de minutos a mirarse y no mirarse, hasta que, ella se fijó en una de las pantallas ,
parecía que en su vuelo ponía algo, se aproximó hasta ella.Lo habían cancelado.
Se dirigió de nuevo al mostrador, dejandolo de nuevo a él sentado, fijandose en su parte trasera.
Volviendo a su soledad.
Los de información le dijeron que hasta el día siguiente su vuelo no saldría, así que tomó lo que le
ofrecieron, una habitación en el hotel mas cercano al aeropuerto.
Fue hacia la salida, y pasó por delante de él, sus piernas le rozaron , y ambos sintieron un escalofrío.
- Perdona- Dijo ella sonriendole abiertamente.
- Nada- Dijo él haciendo lo mismo.
- ¿Te he hecho daño?
- No, no, todo bien.
Y se volvieron a mirar, y decidieron que querían estar juntos, aunque fuera en un intervalo tan corto
de tiempo.
Se fueron al hotel, y dieron rienda suelta a su pasión. Se besaron una y otra vez, mientras se
acariciaban. Él la fue desnudando poco a poco, primero le quitó la camisa, luego los pantalones. Y
paró allí, de nuevo observandola, viendo sus hermosas curvas y su pechos firmes en aquel sujetador.
Recorrió con sus besos los lunares de su cuerpo, y ella se dejaba llevar.
Desnudos, uno frente al otro, se amaron hasta que cayeron exhaustos en la cama.
¡ Que hermoso era aquello que podía comenzar!. Pero ¿y si se estropeaba? Y si todo aquello luego
desaparecía de sus vidas, dejándoles una vida en común vacía?.
Tal vez era mejor dejarlo allí, en lo que pudo ser y no fue. En aquel momento que siempre quedaría
en sus memorias.
En realidad, cuando ella formuló aquella pregunta, ambos sabían la respuesta. Nunca se volverían a
ver. No sabían casí nada del otro, y tal vez eso era lo correcto.
Volvió a desnudarse cuando ella le prepuso quedarse un poco más, ¿por qué no disfrutar del
momento mientras se podía ? .
Amándola, intentando recordar el sabor de su piel y el de sus pechos. Sus corazones vibrando al
mismo tiempo.
Se despidieron mas tarde, nunca se volvieron a ver, pero, en algunas noches solitarias, o mientras estaban en algun que otro aeropuerto, volvían a recordar aquellos momentos maravillosos, sintiendo que aquella vez no estuvieron solos.

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