martes, 19 de julio de 2011

Los escritores del destino (6)

Salí de la casa de Virgilio. Ya sabía lo que debía hacer.
Cerré los ojos, pensé en ella. La visioné. Deseé abrazarla con todas mis fuerzas. Sentirla de nuevo.
Y, cuando los abrí , me encontré frente a otra casa. Mucho mas grande que la anterior. Era otro lugar distinto, lleno de árboles frutales y pequeñas flores alrededor. El río seguía allí, frente a mí.
Toqué con los latidos de mi corazón haciendo mas ruido que nunca.La respiración entrecortada. Mis manos empezaron a temblar y a sudar cuando los nudillos golpearon la puerta. La entrada se abrió y allí estaba ella. Tan guapa como siempre. Con la atracción de siempre. Como si este tiempo transcurrido no hubiera existido ¡Dios, como la he echado de menos !.
Profirió un sonido de la mas absoluta sorpresa, mientras cambiaba su semblante.
Parecía que se había quedado paralizada, como si quien hubiera desaparecido y hubiera vuelto a aparecer hubiera sido yo, en vez de ella.
Me acerqué, ella reaccionó, acercandose más a mí. Nos abrazamos. ¡Por fin estabamos juntos!. Entonces fue, como si todo el peso que llevara encima desde meses atrás hubiera desaparecido. Por primera vez sentí alivio y paz. No lo pude evitar, las lagrimas se escaparon de mis ojos como queriendo echar una carrera que no tuviera final a la vista.
En mi hombro, sentí también la humedad, ella también lloraba. La miré a los ojos, intentando decirle que todo estaba bien, que no pasaba nada.
Ella me secó las lagrimas que aún continuaban en mi mejilla,se acercó a mi cara. Ya podía notar el calor que desprendía su tez, me besó.

-Angélica- dije, forzandome a hablar y evitando volver a buscar su boca- debemos irnos.
- ¿Irnos ?
-Sí, te encontré. Estamos juntos, no hay razón por lo que sigas aquí.
-Cristian, sí hay razón, yo... este es mi lugar ahora.

Suspiró. Se sentó en un sofá, y me indicó con un gesto que me sentara a su lado.

- Debo contarte muchas cosas. Pedirte perdón, explicarte tanto...
- Shhhh- Puse un dedo sobre su boca. ¿Por qué gastar saliva con explicaciones ?- Lo sé todo. No tienes que explicarme nada. ¡Vámonos!.
Me miró alarmada, inquisitivamente.
- ¿Qué sabes?. ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo me has encontrado? .

Se levantó de un salto, como si se hubiera dado cuenta de algo muy importante. Y lo peor de todo, como si mi presencia le quemara.

- No te entiendo.- exploté enfadado- Te sacaron de nuestra casa, de nuestra ciudad,¡ te separaron de mí¡! te trajeron a este lugar, donde haces un trabajo de esclavo, escribiendo y escribiendo vidas de otras personas. Dices que este es tu lugar, pero, ¿y nosotros?.

Su gesto se tranquilizó, se acercó, y se acucliyó enfrente de mí.

-Debes entender una cosa: me gustaría volver, de veras que sí, me gustaría estar contigo pero no puedo.Ahora contéstame,¿como sabes lo que soy ? ¿quien te lo dijo ?. ¿Cómo has llegado hasta aquí ?.
- Todos me haceis preguntas de ese estilo, Me estoy empezando a cansar...
-Cristian, por favor.

Volví a relatar una vez mas la historia de mi llegada a este país de escritores. Ella me escuchaba, y yo le añadí la parte en la que me encontré a Virgilio.
Su expresión había sido atenta, y normal hasta que nombré al anciano. Entonces se horrorizó.

-Cristian. ¿Qué te ha pedido ?.

- ¿Qué me ha pedido de qué?.

- ¿Que te ha pedido a cambio de esa información ?.

- Sólo unos libros más que tengas aquí. Sabes que es inútil que los tengas, si vas a volver conmigo.

- Cristian, te has puesto en contacto con el único escritor que anhela tener mas vidas de las que ya posee. Desea mas poder del que ya tiene. No debes hacerle caso.

-¡ Pero tú tienes que volver! Nosotros nos queremos, debemos estar juntos.

- No, no debemos. No puedo irme contigo Cristian. No es nuestro destino el estar juntos.

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