lunes, 14 de marzo de 2011

Crónica de un viaje anunciado.

2 de diciembre de 2010, tres y media de la madrugada. Tres amigos esperan impacientes en la Plaza de Cibeles a que un bus les lleve hacia el aeropuerto.
La mañana es fría, sin embargo, la espera es necesaria. Dentro de unas horas estos tres amigos tomarán un avión con destino Charles de Gaulle, París.
Cuando por fin llegan al aeropuerto de Barajas, el sueño se hace invencible para algunos. Hace más de veinticuatro horas que no han dormido, y eso, puede pasar factura.
Embarcan, pero el avión sale con retraso. Un retraso de más de dos horas. El tiempo aconseja no volar, y parece que hay algunas huelgas de controladores aéreos.
Así que, ¿qué hacemos ? Se preguntan los tres.
Será dormir. LLegan a la conclusión todos.
Así que se relajan y duermen.
Alguno, aprovechando el sueño, hace fotos muy cómicas que nunca saldrán a la luz, ya que de lo contrario, moriría decapitado.
El retraso ha supuesto, el atraso en cuanto a la planificación de las visitas. Sin embargo, no hay problema, se ajusta de nuevo el horario en un santiamén.
Nada más llegar a Charles de Gaulle, surje el primer problema. ¿Dónde está el RER?.
Sólo una persona del grupo habla francés, por lo que, sin mas remedio, esta persona, habla con la encargada de información que, con un gesto aburrido, y bien sabiendo las preguntas que le iban a hacer, contesta rápidamente.
Ya en el tren, y no sin antes, haber causado un accidente al tirar al suelo el instrumental de música de un chico muy joven, este mismo dedica a estos tres amigos, "Bésame mucho". (Cosa que va a sorprenderlos, mucha gente, más de los que ellos creían hablan muy bien el español).
Las afueras de París van transcurriendo por las ventanillas, el sol del mediodía es débil, y la nieve es un manto que cubre las calles.
Tras llegar al hotel, comer, y descansar sólo un poco, comienza su viaje.
Primera parada, Galerías Laffayette y la torre Montparnasse . Sacan fotos, miran,observan los edificos, el dulce aroma de los crépes les llega hasta sus narices. Miran los puestos. Los vendedores, evidentemente, intentan que compren sus productos, de esta forma, prueban muchos chocolates, perfumes y también practica el francés la persona que lo habla.
Luego, un lugar genial para una tarde que poco a poco decae. El cementerio de Montparnasse.
Un lugar que da paz y tranquilidad. Las tumbas son realmente bonitas, algunas muestran el poder adquisitivo de las familias, que tal vez queriendo también tener una comodidad al morir, han comprado grandes panteones, donde descansar todos.
Acaba el día, llega la noche y con ella más frío. Ultima visita del día, La Torre Eiffel de noche.
Iluminada, es mas bella. Es un faro que guía a los parisinos y a los turistas, que, como ellos, buscan su belleza.
Más fotos, y en su recorrido hacia la Torre, incluye alguna que otra huida de los vendedores ambulantes. Embarcan en el bateaubus. Un barco que, en un recorrido de una hora, pasa por varios puentes de El Sena.
Las historias son geniales. Las vistas no pueden ser mejores. Pero, uno de los amigos cae rendido.
El calor reconfortante del barco, y su dulce balanceo, lo han dejado en el sueño.
Acaba el día, hay que dormir, al día siguiente París sigue esperando.
Vuelven al último lugar en donde estuvieron. Mas descansados, y con las energías renovadas, desean subir a la Torre en las escaleras.
-What?
Dice el único amigo sensato del grupo en ese momento.
La mañana no puede ser más fría, y subir las escaleras sería un suicidio aunque se piense lo contrario.
Así que, en el ascensor, suben y disfrutan de las vistas durante mas de tres horas.Arriba del todo no puede haber más frío, es casi insoportable. Luego, Notre Dame, Pompidou, Saint Michel, y el descubriemiento de una librería genial: Shakespeare and Company. Librería inglesa, con la totalidad de sus libros , antiguos y en inglés.
Barrio Latino y más crepes. La Sorbonna, el Phanteón, El Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, La Asamblea Nacional, y a cenar.
Una cena con muchas anédoctas, ellos siempre sabrán porque.
Al día siguiente el tocaba el turno a TODO Montmartre. Visitaron el cementerio, donde pudieron encontrar muy fácilmente la tumba de una cantante estupenda : Dalida.
Luego, nevando, continuaron su visita, y llegaron hasta el Sagrado Corazón subiendo las escalinatas.
Mas anécdotas para el recuerdo...
El Sagrado Corazón, en lo más alto de Montmartre, era, y es, bellísima. Tanto por dentro como por fuera.
Pero, en todo viaje siempre ha de haber alguien loco.
En este caso, un italiano que, se reía de la seguridad de la iglesia.
Dirijiendo miradas de complicidad a los amigos. Comenzó a hablar con ellos, centrando demasiado su atención en uno de ellos.
Este hombre tenía aire bohemio De esos que sólo puedes encontrar en ese barrio.
Estaba solo en la iglesia. Con un papel y un lápiz dibujaba a la perfección una de las naves de la basílica.
Cuando los amigos decidieron que ya era hora de marcharse, este hombre les siguió. Y cuando por fín se vio libre de las restricciones que le imponían al estar en un sitio así, y tras saber que los amigos eran españoles, comenzó a cantar "Granadaaaa, tierra soñada por mí " muy alto y con voz de tenor.
El miedo y la risa aún continuaban en los cuerpos de los amigos cuando se alejaron de allí y siguieron recorriendo el barrio.
Muchas fotos, el café de media mañana, el almuerzo y alguna que otra compra más, se encontraron con la zona mas "rica" de la ciudad. Vieron la Ópera, la Madelaine, tiendas como Dior o Channel, y el famoso restaurante "Maxim´s".
Continuaron su andadura, llegando por el puente Alexandre hasta los Inválidos. Aunque era las seis de la tarde, la oscuridad ya se había apoderado de París.
Los Inválidos,vacío y a oscuras, daban una sensanción temor.Parecía que el mismisimo Napoleón, con su figura en el centro del monumento, vigilaba espectante los movimientos de los amigos.
Más tarde, llegaron a la zona por la cual, Napoleón fue emperador de Francia, La Bastilla.
El día siguiente, cinco de diciembre sería el último día en París, por eso, debían aprovecharlo al máximo.
Visitaron el Louvre, y quedaron maravillados por sus obras. Obras que no eran tan conocidas. Parecían niños el día de reyes. El arte era un buen regalo.
Tras una visita obligada al Palacio Real y a sus jardines, compartiendo macarrons, se hizo la tarde.
¿Y que mejor manera de pasarla que con sus idolos?
Fueron a visitar a Jim Morrison, Edith Piaf, De la Croix, Oscar Wilde, en el cementerio de Pére Lachaise.
La tranquilidad de ese sitio era aplastante. No parecía un cementerio, sino un parque, un lugar de retiro. Sólo que, la mayoría del público que va allí está muerta y no viva.
Llegó la noche, la hora de despedirse de París con la promesa de volver pronto.
Una noche más en el aeropuerto que se hizo eterna para muchos. Pero en donde otros, durmieron como bebés.
El lunes, 6 de diciembre de 2010, los tres amigos volvían a casa, con millones de recuerdos, sensaciones y anédoctas que contar.
Y con la misma opinión: ¡Un viaje inolvidable !

3 comentarios:

Lorena dijo...

sin duda, los tres amigos vivieron un viaje expectacular, pero sin duda lo mejor fueron las sensaciones, recuerdos, emociones, fotos... que se trageron los tres amigos de la capital de la luz

Todaunavida dijo...

Un gran resumen de un gran viaje. Inolvidable!!Ay me estoy acordando ahora de muchas cosas del viaje, que guay!

*¡Laura!* dijo...

jajajaajaj uno de los momentos increibles y surealistas fue cuando dije: como vuelva ver a un jodido vendedor y me pregunte si quiero comprar le digo algo.
Y le dije,versión que ya sabemos: - ¿Has visto a Cristooo ? xD