miércoles, 26 de enero de 2011

La verdad nos hará libres.

Anochecía cuando el hombre de cuarenta años llegó a su casa.
Su rostro era el reflejo de su vida : se l evantaba, iba al trabajo, volvía y se acostaba.
Por eso, aparentaba mas edad de la que tenía realmente. Las arrugas ya se le habían ido formando y juraría que algunas canas asomaban por su corto pelo negro.
Llegó a su casa, se quitó la corbata, y se sentó en el sofá.
De repente se dio cuenta. ¿Y ella ? ¿Donde estaba? A esas horas su mujer estaba en la cocina, preparando la cena, o arreglando la mesa.
- ¿Cariño ? -Preguntó alzando la voz.
A esta pregunta le contestaron unos pasos en la escalera. Los tacones tan inconfudibles que ella se ponía aunque fuera al supermercado.
Ella bajó. Llevaba una maleta.
La vio y se acercó.
-¿Qué haces ?
- Me voy.
- ¿Por qué?
La confusión le apoderó ¿Qué hizo él para que ella se quisiera ir ?. En los diez años de matrimonio, en ningun momento habían discutido, nunca le había sido infiel, la había amado con locura. Intentaba recordar algo, algún momento que hiciera sospechar que la cosa iba mal, pero no encontró nada.
- Déjame irme, por favor.
-No, ¡no hasta que me digas que pasa!¿Te ves con otro ? ¿Es eso ?¡DIMELO!
De la confusión pasó a la ira. Es increible como el ser humano pasa de unos sentimientos a otros. La sangre le hervía cada vez más, su piel, antes fría y de un color blanquecino, pasó a un rojo intenso. Comenzó a pasearse por la estancia esperando, nervioso, la respuesta de su mujer.
- No veo a nadie. Esto no tiene nada que ver con nadie más. Dejame ir.
-No.
Él se puso delante de la puerta, quería retenerla y obligarla a hablar. Su grado de enfado había pasado por alto la dignidad. En esos momentos lo unico que piensa es en el abandono. En la soledad que sentirá si ella se va.
- .... no, no, déjame- Ella también comenzaba a ponerse nerviosa, sus músculos se tensaban, y las piernas le empezaban a fallar.
- ¡Qué me lo digas joder ! ¡Que me lo digas ! ¿Con quien coño te ves ? ¿Lo conozco ehh ?
-¡Que no!
- ... ¿Es amigo mío? ¡constestame !
- ¡CABRON CALLATE!.
Ella gritó. Y el silencio se apoderó de la casa. Él enmudeció, no había vislumbrado nunca ese tipo de reacción en su mujer.
- ¡CALLATE GILIPOLLAS!. ¡No estoy con nadie, si eso es lo que te preocupa!. Tranquilo, tu mujercita no es una zorra que se acueste con cualquiera. ¡Serás egoista de mierda !.
Seguían en la misma posición, ella, delante de la puerta con la maleta en la mano, él, cerrandole el paso.
- ¡Eres un puto egoísta ! ¡Siempre pensando en tí !.Claro, porque si tu mujer te deja es porque está con otro ¿no?¿no pueden haber mas motivos?
-¿Y qué motivos son esos si se puede saber ?
- ¿Realmente lo quieres saber?
-Si.
- Sencillamente, no te amo, así de fácil.
-¿Así de fácil ? ¿El amor se te acabó así, de repente ?.
- No, lo cierto es que no. Nunca te he amado. Siempre me has dado asco. No soporto ni siquiera que me toques. Me casé contigo porque a todo el mundo le parecías perfecto, todos me presionaban, maldita familia, ¡como les odio!.¡Y te odio a tí también! No aguanto con esta farsa.
Estas últimas palabras le hicieron añicos. Ya no estaba cabreado. Ahora simplemente sentía dolor. Dolor, dolor, dolor... El corazón hecho mil pedazos chiquititos. Sobre todo al descubrir que diez años de su vida habían sido mentira. Viviendo en una mentira.
Lo único que pudo hacer fue dejarle el paso libre. Y ella, rápida como el viento, se fue dando un portazo.
Se dejo caer al suelo. Sentado con la cabeza en las rodillas. Lloraba, una de las pocas veces que lo hacía. ¿Acaso había una situación mejor para hacerlo? Llorar porque todo lo que tenía se esfumó , porque no le quedaba nada más en la vida.
¿Tal vez lo previó? Cuando ella no lo miraba a los ojos cuando hacían el amor, cuando a veces, en un acercamiento ella quitaba su mano, o cuando simplemente no le decía "te quiero".
¿Cómo imaginar que aquello iba a ser la respuesta a todo?
Siguió llorando, mientras el silencio de la casa y los ecos de los gritos de su mujer, le acompañaban.

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