domingo, 7 de junio de 2009

Sín titulo

Por oleadas a mi cabeza llegan extraños pensamientos, extraños sentimientos se albergan en mi corazón, lo oprimen hasta dejarlo herido, incosciente, sin poder volver a latir tan bien como antes. Lo cierto, es que estos pensamientos y sentimientos no son extraños, los he llevado a lo largo de toda mi vida, desde que tengo uso de razón me he sentido así.
Unas veces se han debilitado, tal vez los he callado para poder vivir mi vida tan normal como la de los demás. Pero otras veces, como esta tarde, vuelven a mí golpeandome, dejándome seca, vacía y seria.
¡Seria ! Yo, que frente a los demás siempre sonrío, que siempre tengo una palabra amable en la boca, un consuelo, una broma preparada para esos momentos tristes que inundan sus normales vidas.
Pero¿ quién me consuela a mí? ¿quien tiene una palabra reservada para mí?
No encuentro consuelo en ningún lado. Tal vez esto se deba a que ya se como funciona todo esto, y sé, que a veces, lo que se dice, no es lo que realmente se piensa. ¿Falsa? No.
Ya lo he comentado tantas otras veces. La gente quiere, necesita, oír lo que le gustaría (en los momentos duros), una esperanza a su desconsuelo.
Por ello, se que no lo hay para mí.
Sé que soy joven, tonterías que siempre se dicen... pero no me conformo, NO. ¿Por qué? ¿Con qué fin ?.
Sufro, y me desgarro por dentro, tan solo por momentos. Quisiera llorar, pero ya no puedo, no por cosas así. No debo. No me lo permito.
Para la mitad del mundo, los problemas de la otra mitad no les importa un bledo. Y así ocurre con lo que me ocurre. A nadie le importa, pues en parte, es lo normal. En esta sociedad tan individualista que nos enseña a serlo ¿que más podemos esperar?.
Por lo tanto, ¿que puedo hacer ? Dejar de luchar ? . Estos demonios me perseguirán toda mi vida a no ser que de repente cambie. Y sé que eso no va a ocurrir, no, es demasiado tarde.

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