viernes, 23 de mayo de 2008

Cuento

Sus ojos se encontraron en una calle repleta de gente. Transcurrieron varios segundos y ellos seguían mirándose. Fue como si el tiempo no transcurriera, y la calle estubiera desierta.


Al cabo de unos minutos ella apartó la mirada y se fue, no dejó rastro alguno y él, no se atrevió a pedirle su número de teléfono.


Parece que nunca mas se volverían a encontrar, pero el destino les tenía preparado una sorpresa.




Ella, era una joven de 22 años , se llamaba Dafne y estudiaba en la facultad de derecho. LLevaba tiempo en Madrid, cerca de un año y aún no había conocido a nadie y no había hecho amistad con ningún compañero.


Aquella mañana, había salido temprano para coger el autobus que la conducía todos los días a la facultad. Había salido un poco antes para llegar mas temprano puesto que pretendía pasar por la biblioteca.


Y fue justo en la parada, cuando levantó la mirada y lo vió a él. Vió su sonrisa, sus gestos, la forma en que con caballerosidad dejaba pasar a la gente en el paso de cebras.


Él, llegaba tarde a su trabajo, rondaba cerca de los 28 años y su nombre era Ángel. Pasando por la carretera la vió a ella. Observó como lo miraba, se fijó en su pelo, en sus curvas, en su tez tostada por el sol.

Y sus miradas se encontraron. Aquel momento fue mágico, nunca había sentido nada así. Una extraña sensación le subía desde el estómago, lo sentía todo a flor de piel y lo mas extraño es que se sentía bien con una completa desconocida.



Pero ella apartó la vista, el autobús llegó y desapareció derepente. Ángel se concentró en el tiempo que le quedaba para llegar hasta su trabajo.Y se olvidó de ese momento, ese encuentro casual que el destino, caprichoso como él solo había preparado para ellos.


Durante una semana, seguían viendose y mirándose en aquella calle. Sin decir una palabra, sin preguntar y sin demandar nada. Y cada vez crecía mas la curiosidad el uno por el otro, sin embargo tal vez eran demasiado tímidos o simplemente no les apetecía descubrir lo que aquella persona escondía. Porque es mas fácil no molestarse y dejar pasar las oportunidades. Tal vez si se conocían podían romper ese alo mágico que les embargaba cada día.


Pasó el tiempo, ya eran menos las veces que coincidían en aquella calle, y Dafne había terminado su carrera y estaba en un bufete de abogados donde la trataban muy bien.

Ángel era periodista en un periódico de mucho renombre.

Los dos gozaban de cierto prestigio en sus respectivos trabajos. Ella era inteligente y precavida, él impetuoso y suspicaz.

¿Como podrían coincidir alguna vez en la vida?

Se descubriría poco tiempo después.

Ángel estaba investigando las peleas callejeras que las bandas mas peligrosas de la ciudad estaban haciendo.

Una noche, se había infiltrado en una de esas bandas, recopilando información para el artículo que le podría dar el salto definito al premio Pulitzcher.

Pero como ya se ha dicho el destino es caprichoso y egoísta e hizo que por motivos de su propia seguridad Ángel se defendiera de una pelea. Su contricante, un menor de edad quedó mal herido, él no tanto. En ese mismo instante llegó la policía, capturó a todos los que pudieron, incluyendo a nuestro protagonista.
Se había metido en buen lío y no sabía como podía salir. Los padres del chico menor de edad, denunciaron a nuestro periodista y su periódico, miedoso a las habladurías lo había dejado sólo. Solamente le había recomendado que se buscara un buen abogado, y le habían dado una tarjeta de un bufete que era muy famoso.
Dafne, estaba trabajando en un caso de repatición de una herencia, cuando la llamaron sus jefes. Se preguntaba que querían, ya que nunca la habían llamado con tanta urgencia. La repartición de bienes no es que fuera uno de sus casos favoritos, pero por lo menos tenía algo que hacer.
Entró en el e amplio despacho que se encontraba en el ala oste del bufete. Una voz ronca y fuerte le pidió que tomara asiento. Le pidieron que dejara de hacer lo que estuviera haciendo y que comenzara a trabajar en un caso muy polémico. Un periodista había agredido a un menor de edad. Necesitaba un defensa, y ella era la persona adecuada.
Dafne no se alegró, era la primera vez que el daban un caso de ese tipo y no sabía como reaccionar, pero aceptó el trabajo. Tendría una cita con el acusado.
Al día siguiente Ángel estaba nervioso, despues de pasar tres días en un calabozo , tendría que hablar con el abogado, y no sabía como iba a acabar ese tema.
¡Maldito trabajo ! . Se quejó. Después de esto creo que me tomaré una vacaciones.
Al menos me lo tomo con humor, dijo para sí.
Unas llaves le indicaron que el policía abriría el calabozo para que el se entrevistara con el abogado.
Lo condujeron por un largo pasillo y lo metieron en una pequeña sala, allí lo esperaba ella, la chica que lo había eclipsado en aquella calle. En ese momento supo, que iba a ganar el caso, su figura le daba seguridad y sabía que nada podía temer.
Cuando Dafne lo vió su corazón palpitó mas fuerte, ¿como podria ser ?. El chico que tanto le quitaba el sueño estaba delante de ella era el periodista que había agredido a un menor de edad!
Se enfureció consigo misma, ¿como podría pensar que era tan perfecto ?.¿como pudo idealizar a alguien que no conocía?
Se volvieron a mirar, pero esta vez, con distintas emociones....





1 comentario:

Carlos Cortés dijo...

Muy bien por tu blog!! Es un blog internacional y con relato incluido!!
Sigue publicando.
Un saludo.
Carlos. (profe de informática)